Fue creado por el argentino Ricardo Molinari y es único en el mundo.
Gracias a la capacidad creativa de Ricardo Jesús Molinari, todo chico no vidente puede empezar a jugar al básquet. El ex basquetbolista, de 52 años, inventó un original sistema que permite a ciegos practicar este deporte.
Tras años de trabajo, a partir de hoy 23 de marzo y hasta el 29 se lanzará el "Primer campus de básquetbol para ciegos" que se realizará en Tanti, Departamento Punilla, Córdoba. “Es totalmente gratis para los chicos. Lo único que se paga es el viaje. La idea es que sea federal, con 5 o 6 chicos de cada provincia” explicó Molinari a Perfil.com .
En el campus, el inventor presentará su libro Básquet para Ciegos, un compromiso más allá de los ojos, en el que cuenta su experiencia, explica y educa sobre el funcionamiento y alcances de su invención. Por cada libro vendido, la editorial proveerá uno en sistema Braile sin costo para entregarlos a no videntes.
El invento. La creación es un tablero sonoro provisto de seis sonidos distintos que comunican y ubican a los participantes en el juego.
El primer sonido es para percibir su lugar en la cancha y el segundo para saber si la pelota ingresó en el aro. El tercero está dentro de la pelota, que al estar en movimiento hace ruido. El cuarto es un sonido singular que hace la red para advertir que el balón efectivamente pasó por dentro del aro. El quinto y el sexto son sonidos para advertir en qué parte del tablero golpeó la pelota.
Fácil de usar. El tablero puede funcionar con pilas, baterías o corriente alterna. Está construido en material duro o rígido –madera, chapa, acrílico. El aro es universal y está construido en hierro o caño redondo, adosado al tablero.
La pelota es sonora con el fin de conocer su recorrido. Es un balón común, con la diferencia de que posee en su interior elementos que al estar en movimiento emiten ruido. La red está confeccionada con cadenas, aunque también se puede utilizar sogas o nylon de cabo duro.
Cómo se le ocurrió. Fiel a su amor por el básquet, Molinari pasó un día de junio de 2002 por el Club Comunicaciones de Pergamino para practicar. Allí estaba un chico ciego entrenando atletismo. “Vi el esfuerzo que hacia y me pregunté porque no jugaban al básquet. Ahí comenzó todo”
“Es extraordinario cuando juegan, cuando te abrazan. Ellos notan la independencia, no necesitan a nadie para jugarlo”, explica Molinari. Los aros no son caros. El portátil para tener en casa cuesta $900 y para usar en canchas con la base para moverlo $2500.
El invento funcionó a la perfección. El 7 de agosto de 2002, Molinari lo probó en el club con tres chicos ciegos. “Al principio les costó, pero después se ambientaron al juego y lo hicieron muy bien”.
ARTÌCULO PUBLICADO EN LA VERSIÒN DIGITAL DEL DIARIO PERFIL -EDICIÒN DEL 24/03/09
martes, 24 de marzo de 2009
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