miércoles, 11 de febrero de 2009

VERGÜENZA


Parece una cruel jugada del destino. Pero el Superclásico de la Liga Nacional de Básquetbol que Peñarol y Quilmes, ambos equipos de Mar del Plata, tienen pendiente desde el 6 de enero, ayer volvió a suspenderse… ¡Y recién se jugaría en marzo! De no creer. Pero vamos por partes.
La fecha original, en enero, se había suspendido gracias a la decisión del inefable Raúl Pérez, titular del Coprosede quien, a menos de dos horas del comienzo del duelo que más gente convoca en la elite de nuestro básquetbol, presionó para que su apelación a la decisión tomada por la justicia ordinaria de autorizar que dicho partido se juegue con público de ambos bandos, sea revocada y se dé todo marcha atrás. Claro, es el mismo Pérez que organizó el bochornoso Peñarol-Quilmes que se jugó el 10 noviembre en Olavarría porque el “Poli” estaba siendo preparado para que nuestros tenistas desplegasen todo su apatismo en la final de la Davis ante España; el mismo Pérez que, sabiendo poco y nada de lo que es este clásico para la ciudad, armó un operativo policial absolutamente ineficiente, que permitió que inadaptados de ambas parcialidades se agredieran entre sí en el medio del parquet mientras los uniformados miraban tan dantesco espectáculo. Y, por si hace falta recordarlo, el mismo Pérez que decidió que el fútbol de ascenso se juegue sin público…
Ayer, a las 22, el marco de público hacía preveer una noche a pleno básquet y pasión. Las más de 6.000 almas que llenaron el Polideportivo sólo querían vivir este maravilloso clásico. Y el comienzo del juego ya comenzaba a mostrar cosas raras: Davis Jackson y Román González, de Peñarol, marrando tiros que no deberían revestir inconvenientes, lo mismo que el intento del “Chino” Gil, valuarte “Cervecero”. En ese momento, Pablo Estévez y Juan Fernández, árbitros del cotejo, pararon el juego cuando sólo se habían jugado 1 minuto y 4 segundos, porque una importante “mancha” de humedad invadía al rectángulo de juego, producto del cambio de temperatura que había experimentado la ciudad en la tarde de ayer. Tras varios intentos (el presidente de Peñarol, Domingo Robles, intentó secar el piso con resina y aserrín, y hasta utilizaron el motor de la manga para dicho propósito), y con un momento de incertidumbre cuando los jugadores se fueron a los vestuarios, los jueces hablaron con “Tato” Rodríguez y Gil, capitanes de ambas escuadras, y decidieron suspender el encuentro para preservar, y con razón, la integridad física de los deportistas.
Los jugadores de Peñarol entregaron al sufrido público sus camisetas, como para retribuir en algo el manoseo a la que fue sometida, una vez más, esa gente que sólo entiende de amor a sus colores.
Por reglamento, la Asociación de Clubes (ADC) determinó que el juego debía completarse a partir de las 11 de la mañana de hoy, una medida que perjudicaba notablemente a quienes había pagado su entrada, que no cuesta menos de 20 pesos, pero esta vez la Policia argumentó que no podía contar con los 130 efectivos disponibles para el operativo. Por eso, el clásico se jugaría en marzo, con fecha a determinar.
Quedan algunas preguntas por responder: ¿por qué el aire acondicionado, que se instaló para la final de la Davis, no se prendió desde temprano para evitar esta humedad que hacía imposible jugar? ¿Nadie del EMDER (Ente Municipal de Deportes) supervisa los escenarios? ¿Hasta cuando se van a seguir organizando eventos deportivos con gente que no tiene la mínima preparación para dicha función, además de operativos policiales que sólo piensan en recaudar, en vez de cuidar el espectáculo? Otra mancha más al tigre…
CRISTIAN RE

No hay comentarios:

Publicar un comentario